La Curva de Laffer golpea a Reino Unido: sube impuestos a los ricos y cae la recaudación

Recientemente, hemos sido testigos de un notable descenso en la recaudación del Impuesto sobre las Ganancias de Capital (CGT) en el Reino Unido, marcando el mayor desplome interanual desde la implementación de este tributo. Analistas y expertos no tardaron en señalar que este fenómeno está vinculado a la fuga de los contribuyentes más adinerados, quienes están dejando el país o ajustando sus activos en respuesta al creciente acoso fiscal del gobierno laborista. La situación actual parece ilustrar de manera clara la teoría Laffer: cuando los impuestos son excesivamente altos, se desincentivan la inversión, el dinamismo económico y, en última instancia, los propios ingresos fiscales.
En el reciente Presupuesto de marzo de 2024, el Ministerio de Hacienda británico anunció un endurecimiento adicional del régimen fiscal, que incluye la eliminación progresiva de varias bonificaciones sobre activos empresariales y una reducción drástica de beneficios fiscales para los llamados 'non-doms' (residentes no domiciliados). Rachel Reeves, ministra de Hacienda, ha confirmado un aumento en el tipo básico del CGT del 18 % al 24 %, lo que ha generado un clima de incertidumbre entre empresarios e inversores.
Jonathan Riley, socio del bufete Fladgate, ha afirmado que la caída en los ingresos por CGT es, sin lugar a dudas, un consecuencia directa de la creciente incertidumbre fiscal y de los aumentos previstos. Según él, los inversores están apremiados a vender, temiendo que futuras subidas de impuestos sean aún más drásticas. Esto, junto con el hecho de que muchas transacciones se realizan desde fuera del país, hace que la base imponible se vea aún más mermada.
Este fenómeno no es único del Reino Unido. Henley & Partners, una firma que se especializa en la relocalización de grandes patrimonios, ha observado un aumento significativo en la salida de individuos acaudalados desde principios de 2024, y el sector inmobiliario de lujo también ha sentido el impacto. Paul Finch, de Knight Frank, ha destacado cómo la compra-venta de propiedades ha disminuido significativamente desde que se anunciaron los cambios fiscales, con muchos clientes optando por esperar o realizar transacciones desde fuera del país.
Contrario a las expectativas del Tesoro británico, que preveía un aumento en la recaudación, los datos han revelado un sorprendente desplome del 10 % en la recaudación del CGT, confirmando así la teoría Laffer: la caza a los ricos no solo no produce más recaudación, sino que, en la mayoría de los casos, tiene el efecto contrario.
Helen Clarke, experta fiscal, resume irónicamente la situación: "han subido los impuestos sobre las plusvalías, pero lo único que han conseguido es recaudar menos". En lugar de impulsar la economía, estas políticas han llevado a un frenazo en la inversión y, en consecuencia, a una disminución de las plusvalías que antes generaban ingresos fiscales.
La historia reciente del sistema fiscal del Reino Unido muestra tendencias similares. El ex primer ministro laborista Gordon Brown mantuvo un nivel impositivo del 40 % en el tramo superior del IRPF, pero el aumento al 50 % realizado en 2010 resultó en una caída en la recaudación, lo que motivó una posterior reducción al 45 %, provocando un resurgimiento de los ingresos. Este ciclo ejemplifica que en la relación impuestos-ingresos, la equidad y la moderación son esenciales.
Otra lección proviene de Noruega, donde un aumento en el impuesto sobre la riqueza ha llevado a la salida de más de 50 multimillonarios, a la vez que la recaudación se ha visto afectada negativamente. La fuga de capital ha comenzado a poner en riesgo la competitividad del país, un recordatorio claro de que las políticas fiscales coercitivas pueden tener consecuencias perjudiciales para la economía.
En este sentido, el Instituto Juan de Mariana ha emitido informes que sugieren que los tipos impositivos en España están por encima del punto óptimo de recaudación, sugiriendo que una reducción de impuestos podría no solo evitar pérdidas de ingresos, sino también expandir la base tributaria. Las diferencias fiscales entre autonomías muestran que regiones con menor presión fiscal, como Madrid, atraen más actividad económica, mientras que aquellas con mayores impuestos, como Cataluña, enfrentan pérdidas de contribuyentes.
En conclusión, el escenario actual en el Reino Unido y otros países evidencia la necesidad de repensar la estrategia fiscal. A medida que los gobiernos buscan maximizar ingresos, deben ser conscientes de que un enfoque excesivamente agresivo puede resultar en la fuga de capitales y una contracción de la base económica. Es imperativo adoptar políticas que fomenten la inversión y la estabilidad, en lugar de propiciar una caza indiscriminada de los contribuyentes más prósperos. Solo así se podrá garantizar un sistema fiscal sostenible y equilibrado.