Israel y nosotros

📅 04/08/2025 👤 Julio Fuente 📂 facha
Israel y nosotros

La carretera Transafricana atraviesa el sur de Túnez, donde el paisaje se transforma en olivares y pueblos pequeños, dejando atrás el caos de la capital. Más allá de El Djem, con su imponente anfiteatro, se extiende un terreno árido y desolado, habitado por nómadas en tiendas. Al otro lado del lago salado de Chott-el-Jerid está Tozeur, destino de trenes fronterizos mencionados en una canción de Franco Battiato. Todos estos lugares, desde ciudades vibrantes hasta aldeas humildes, comparten dos elementos: controles policiales y banderas palestinas, tan comunes como en Estambul o Sarajevo.

En Sarajevo, miles se reunieron para conmemorar los 30 años de la masacre de Srebrenica, donde más de ocho mil musulmanes fueron asesinados. Los manifestantes portaban banderas palestinas e iraníes, gritando consignas contra Israel. Entre ellos, mujeres vestidas con niqab y hombres con ropa casual, algunos luciendo camisetas de la selección palestina.

La carretera hacia Srebrenica serpentea por la República Srpska, territorio serbio en Bosnia. Radovan Karadžić, su primer presidente, cumple cadena perpetua por genocidio, mientras su sucesora, Biljana Plavšić, fue liberada en 2009 y recibe una pensión en Belgrado.

En el memorial de Srebrenica yacen casi siete mil víctimas identificadas. Treinta años después, la carretera estaba flanqueada por fotos de serbios muertos durante la guerra, una exposición organizada por las autoridades serbobosnias en plena conmemoración de la masacre.

Los musulmanes apoyan a Palestina por identidad, no necesariamente por justicia. Los serbios de Bosnia niegan el genocidio contra los musulmanes o lo justifican, al igual que muchos árabes respaldan los ataques del 7 de octubre sin criticar el terrorismo palestino.

Ucrania recibe apoyo europeo, pero también hay sectores pro-rusos. En cambio, la opinión pública sobre Palestina oscila entre neutralidad y apoyo a Hamás. Israel, pese a contar con respaldo de algunos gobiernos, está mayoritariamente solo en el mundo.

Mientras Ucrania lucha por atención global, las protestas pro-palestinas son constantes en Europa. Palestina sigue siendo una causa prioritaria, despertando más indignación que otros conflictos. Esto no es nuevo: lleva décadas así. La razón, aunque no se diga abiertamente, es clara para muchos.

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